jueves, 30 de julio de 2015

Película "El profe", de Mario Moreno Cantinflas


Aprender a leer es leer. Conferencia de Ana María Kaufman


Unidades temáticas para el Curso Inicial (Equipo Nacional)

Enlace para descargar documento: https://drive.google.com/file/d/0B_Hng-HxcJtHUHdWYVpGbXI3QWc/view?usp=sharing

Orientaciones para el Curso inicial del Equipo Nacional del PNF Lengua

Enlace para descargar documento: https://drive.google.com/file/d/0B_Hng-HxcJtHbHFnQV8xbENBY2c/view?usp=sharing

Cronograma de acompañamiento del tutor regional

Click para descargar en PDF: https://drive.google.com/file/d/0B_Hng-HxcJtHa1gzTHRCS3EwTkE/view?usp=sharing

CENTRO
Vier
Sáb
vier
sáb
vier
sáb
vier
sáb
vier
Sáb
Metropolitano
31 julio
Monitoreo en línea
07 agosto

21 agosto

04 septiembre

11 septiembre:
Encuentro MMSR Lengua. Evaluación de calidad del Programa
(Mesas de sistematización)
12 septiembre:
Jornada de evaluación y selección de participantes aprobados  
Frontera

Monitoreo en línea

08 agosto

22 agosto

05 septiembre
Norte

Monitoreo en línea
14 agosto

28 agosto



Jáuregui

Monitoreo en línea

15 agosto

29 agosto



NOTA: para efecto de “liberar” el sábado 12 de septiembre y poder reunirnos solo facilitadores, es importante que planifiquen un encuentro entre semana, de manera que se cubra el total de 16 encuentros de formación.

Libro: "La Sistematización de experiencias pedagógicas transformadoras" de Yohani Blanco y Marisol Rojas

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Orientaciones para efectuar los encuentros de formación

Descargar en .doc https://drive.google.com/file/d/0B_Hng-HxcJtHRHB2VVg1S1kxaTg/view?usp=sharing

miércoles, 29 de julio de 2015

Artículo: "Figuraciones del saber juvenil", de Fernando Peirone

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Izq. a der. (Leonardo Bustamante, Alexander Lemus
y Cindy Camacaro)

Presentación del Programa Nacional de Formación (PNF)
de la Micromisión, Lengua
Taller de poesía a cargo del facilitador de CENAL Freddy Araque

Poeta Freddy Araque, facilitador de CENAL

Libro: "La importancia del acto de leer" (Paulo Freire)

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Libro: "Hacia una pedagogía de la desneocolonización", de Luis Biggot

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Artículo: Un diálogo con Donald Graves

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lunes, 27 de julio de 2015

Táchira: Micromisión Simón Rodríguez inicia programa de formación en Lengua y Literatura


(Profesor Alexander Lemus García, palabras iniciales)

 En la Sala de Usos Múltiples de la Escuela Técnica Industrial (ETI) de San Cristóbal los días 24 y 25 de Julio, se dio inició al Programa de Formación de Profesores de Lengua y Literatura de la Micromisión Simón Rodríguez (MMSR). Dicha actividad se centró en disertar acerca de la Pedagogía Crítica y la Metodología de la Sistematización de la Experiencia, así como en presentar la Fundamentación y el Plan de Estudio del Programa que tendrá una duración aproximada de dos años.

Se estructura a través de cuatro ejes de formación: Práctica docente  transformadora, Pedagogía crítica, La lengua y su enseñanza e Interdisciplinariedad (Integración de saberes) y tiene el objetivo de capacitar a los docentes integrales que deseen obtener la mención en el área de lengua y literatura, permitiendo su profesionalización en esta área del saber. 


participantes del Programa,
recibiendo informaciones sobre el Curso Inicial
La Micromisión Simón Rodríguez surge en el marco de acciones del Ministerio del PP para la Educación en articulación con el Ministerio del PP para la Educación Universitaria (Resolución 061. Gaceta Nº 40,168, de fecha 05/08/2014) y forma parte de un conjunto de acciones derivadas de la Consulta Nacional por la Calidad de la Educación efectuada en abril del 2014 y orientadas a dar respuesta a la necesidad de una mejor educación.

En Táchira el programa de lengua de la MMSR contará con tres centros de formación: Frontera (Rubio), Norte (Colón) y Metropolitano (San Cristóbal); cada uno con la mediación de licenciados en el área de lengua que funcionarán como facilitadores y que recibieron talleres sobre cómo efectuar esta tarea educativa al servicio del país. 




(Leonardo Bustamante. Tutor Regional del Programa)

miércoles, 22 de julio de 2015

Video, entrevista a la profesora Mireya Izaguirre. Tema: Sistematizar


Eso que llamamos pedagogía (Luis Biggot)

Versión para descarga en: https://drive.google.com/file/d/0B_Hng-HxcJtHZER2NkVfSUUta2s/view?usp=sharing


(*) Encuentro Internacional de Educadores. Asociación de Educadores de Latinoamérica y el Caribe. 12 de mayo 1991, Caripe del Guácharo, Estado Monagas. Venezuela

Maestro Luis Mariano Rivera
Compañeros delegados internacionales
Educadores Venezolanos

Permítanme en esta mañana mantener una fluída conversación con us­tedes, expresarles una angustia, ejercitar la imaginación, exorcizar mis demonios interiores, con el objetivo de plantearles problemas para la re­flexión, la discusión. En verdad son mis problemas. Es mi deseo y pido excusas por ello, si las palabras se atropellan y salgan en busca de libertad para después regresar con mayor fuerza semiótica y al compás del son que indudablemente le imprimirán ustedes.
En primer lugar es necesario preguntarnos si el estudio de la educación y la construcción del objeto educación, pertenecen de suyo, al campo y la pedagogía o de las Ciencias de la Educación. Para muchos epistemólogos la educación –ese conjunto complejo y variable es el objeto “real” de la Pedagogía; para otros constituye el campo epistémico de las Ciencias de la Educación, con sus expresiones disciplinares: Historia de la Educa­ción, Sociología de la Educación, Psicología de la Educación, Economía de la Educación y Antropología de la Educación. A su lado una estruc­tura más que disciplinar, metacientífica: La Filosofía de la Educación. Es en este vórtice cuando la Pedagogía se transforma, se transparenta en Metaciencia, en “Metapedagogía”, cuando intenta reflexionar sobre ella misma; es decir cuando esa nueva avis raris que son los epistemólogos educativos intentan proponer una especie de construcción discursiva, un paradigma sobre ella misma. Yo humildemente desde acá, desde Caripe del Guácharo –y esto es en el real maravilloso carpenteriano- me atrevo a decir que en los actuales momentos no existe una Pedagogía construi­da como ciencia; acepto que puede encontrarse en vías de constitución. Además permítanme decirles un secreto: no me produce ningún estado depresivo el saber que los objetos sobre los cuales trabajo, las metódicas construídas y los resultados obtenidos no pertenecen a la esfera científi­ca. Recuerdo que Savater afirmaba que la Ciencia se había constituido en una nueva religión; con sus iglesias, sus dogmas y sacerdotes. Estos últimos administraban los dogmas con un apego felino y no son otros que los epistemólogos. Ellos nos dicen –imagínense Uds., en el hoy contra­dictorio- que cosa es ciencia y que no es, que es verdad y que es mentira, falsedad. Bien, se encuentran como para gritarles esa cariñosa expresión que recorre el Caribe “ráyate y tírate al guinde”.
Uno de los graves problemas que enfrentamos los educadores sumados a los del hambre, la miseria, la persecución y la incomprensión lo cons­tituye la forma de abordaje del problema educacional. La metódica do­minante describe al fenómeno educativo como un objeto autónomo de la totalidad social, con características y leyes propias, muchas de ellas derivadas de la bifontalidad disciplinar y donde se produce una marcada dominancia en la relación de algunas de las disciplinas. En esta forma y en la actualidad existe un sesgo al dominar la versión psicologista; el problema educacional se reduce al área del aprendizaje, de la enseñanza o del binomio construido enseñanza, aprendizaje. A partir de acá se hace determinante el estudio de factores intervinientes en la acción de ense­ñar: el educador y el aprendiz. Dominará el estudio de los métodos de enseñanza (la didáctica) y las teorías del aprendizaje. Todo ello en una sociedad inmutable, de superficie plana, no conflictiva.
De allí la universalización y cosificación de los métodos de enseñanza, de allí el traslado indiscriminado, acrítico, de tecnologías educacionales. Si en los países centrales, el producto de su desarrollo investigativo y de sus métodos o modelos cosificados hacían del quehacer experimentalista un paradigma, nosotros lo asumíamos y lo hacíamos extensivo al campo de la investigación social en general y al educativo en particular. Transita­mos en el submundo del análisis bifactorial, en el estudio de un fenómeno tan complejo y tan variable como lo es el educacional a través del prisma aséptico de la unidireccionalidad interna. Asepsiamos a la educación nada menos que de su esfera contaminante por excelencia: lo social.
Creemos por lo contrario, que la educación es la resultante de un com­plejo de condicionantes que caracterizan a la totalidad social, condicio­nantes que varían de intensidad en la diversidad de formaciones sociales y que son elementos indispensables a estudiar para reconstruir –si se quiere parcialmente- los rasgos fotográficos del complejo educativo. Por otra parte estos condicionantes incluyen variables temporales, espacia­les, que de golpe lo subsumen en un plano de marcadas relaciones inter­nacionales. Nos atrevemos en este punto proponer un marco analítico de análisis que comprende:
a) El marco internacional en el cual se desarrollan las concep­ciones sobre educación;
b) Las características espacio-temporales de América Latina y del Caribe, en el momento que surgen y se desarrollan las teorías y metódicas explicativas de lo educacional; y
c) La historia intelectual, para en esta forma diferenciar la ideo­logía que sobre educación domina en países europeos y an­glosajones y las manejadas en la actualidad por diversos sec­tores en la región latinoamericana y caribeña.
Es decir, está llegando la hora de la destrucción paradigmática europea y norteamericana; viene una conga arrollando desde América Latina y el Caribe buscando inserción en el pensamiento universal; una nueva cos­movisión educativa, como en años atrás en la literatura surgió una narra­tiva y una temática que asombran todavía a los fieles seguidores de Proust y Faulkner. Si el mundo actual se encuentra conmocionado y es seguro que se conmocionará aún más, no dudemos que América Latina producirá elementos importantes a esa conmoción.
Bien, regresemos a lo nuestro. Existe una disciplina: la Historia de la Educación; sin embargo no es Historia de la Educación sino Historia de la Educación en Europa y en algunos pasajes, la historia de la Educación de los Estados Unidos de Norteamérica. Existe una Historia Comparada de la Educación en México del maestro Larroyo, muy fraccionadas –me perdonas Isaías Orozco, extraordinario amigo y delegado de México- una historia con demasiados cortes demasiados vacíos y donde de golpe pareciera desaparecer el hombre. Existen otras historias fraccionadas en algunas áreas del continente. No hemos construido una Historia de la Educación Latinoamericana y Caribeña. Esto constituye una aberración. La construcción de una Historia de la Educación en América Latina y el Caribe, la revelación de sus métodos y sus experiencias, tiene que ser una historia razonada y no simple historia cuantitativa o fáctica. En este sen­tido nuestro análisis va dirigido a proponer interpretaciones específicas que articulen la historia del cambio social como factor determinante en la construcción de esa historia.
En nuestro caso, entendemos a la educación como una unidad hetero­génea –para efectos de su análisis-, con altibajos sobresalientes en sus partes constitutivas pero que en su conjunto, permite un análisis global. Por ello es indispensable partir de los procesos de transformación social propuestos en el continente y de los mecanismos de descolonización a nivel planetario, específicamente en Asia y África.
¿Qué ha pasado con la Psicología de la Educación Latinoamericana y Caribeña? ¿Qué somos nosotros, los latinoamericanos? El Latinoameri­cano y el caribeño presentan formas de ser contradictorias, no existiendo posibilidad a simple vista unificantes –el hombre que mastica su angus­tia en los altos bolivianos con el risueño y escandaloso caribeño- y sin embargo la angustia y el sufrimiento es el mismo. La unidad se localiza entonces en la heterogeneidad cultural por la vía de la unicidad de los problemas que los atormentan. Nosotros representamos expresiones cor­porales diferentes, nuestro paisaje es diferente. Cuando a un europeo se le menciona un río, imposible que se imagine al Orinoco o al Amazonas. Si Usted le habla de la lluvia, no entenderá estos aguaceros que al decir de García Márquez duran cien días y cien noches. El Latinoamericano en esa especie de acción hipostática, sincero y heroico, desalentador y a veces cínico, construye un mundo de imágenes cuya resultante no puede ser captada, entendida, explicada por una metáfora y lo que es más importan­te comprendida con un instrumental psicológico elaborado para entender las realidades nórdicas y el comportamiento sexual de los esquimales.
En América Latina y en el Caribe, la educación se desarrolló en un marco de permanente subversión. En este sentido es procedente la referencia a Albert Camus en L´Homme Revolté cuando señalaba que el rebelde es un hombre que dice no, pero que no renuncia a su mundo y le dice sí, por cuanto en ello ve el sentido de la conciencia de lucha. Dentro de ese estado de subversión justificada como expresara nuestro amigo Julio Barreiro, podrán entenderse conceptos sociológicos relacionados como cambio marginal, cambio significativo, antiélite, guerrilla. Estos elemen­tos tratan de representar a su vez, elementos de una sociedad parcial que se transforman en el seno de otra que persiste en la tradición, son una especie de contra-sociedad. Así, la subversión se descubre como una es­trategia mayor y un proceso de cambio social y económico visto toda en su amplitud, y no sólo como una categoría para analizar la conducta di­vergente o los productos marginales producidos por la industrialización. La subversión se define como aquella condición o situación que refleja las incongruencias internas de un orden social descubiertas por miembros de ésta en un periodo histórico determinado, a la luz de nuevas metas, de nuevas utopías que una sociedad quiere alcanzar.
A esta situación es a la cual que me refiero para decir que es en el interior de esta realidad contradictoria, donde se construye esa Sociología Lati­noamericana y Caribeña de la Educación. No sobre la base de la simple traslación de paradigmas que solo hablan de categorías funcionales y dis­funcionales y que plantean modelos de equilibrio de la sociedad. Al inte­rior de esta interpretación los educadores parecieran tener las siguientes funciones que se suman a las de ser simples enseñantes:
1.-Iniciar la creación y difusión de nuevos valores y alternativas dentro del orden social establecido y
2.- Construir grupos de referencia para otras colectividades en la búsqueda de nuevas formas organizativas e igualitarias de la sociedad.

Una Sociología Latinoamericana de la Educación encontrará elementos importantes al analizar el pensamiento difundido en los movimientos so­ciales que han convulsionado la historia de Latinoamérica y del Caribe. Quizás donde hemos avanzado más es en la construcción de una Socio­logía Latinoamericana y nos encontramos rezagados en la elaboración de la Sociología de la Educación Latinoamericana.
Otro rasgo importante es la negación de la Filosofía Latinoamericana o de las Filosofías Latinoamericanas. Si hemos aceptado la presencia de rasgos definitorios en lo interno de construir una Sociología Latinoamericana, es indudable la presencia de una Filosofía Latinoamericana que va desde aquel primer momento de carácter óntico, al ontológico para transparen­tar posteriormente en una especie de meta-física de la liberación. Negar la Filosofía Latinoamericana es como negar a América Latina en su conjun­to. Los esfuerzo de Leopoldo Zea, de Augusto Sebastian Bondy, quedarán para solo ser admirados en una caja de un extraviado taxidermista. Se encuentra además un esfuerzo por construir una Filosofía de la Educa­ción Latinoamericana. Esfuerzos continentales existen, nuestro querido maestro Paulo Freire vive para contarlo. Allí está su obra, no hagamos de ella cenizas como a diario no los exigen los centros de dominación al lado de sus recetas monetaristas. No creo que ninguno de los reunidos en este auditorium en esta mañana del oriente venezolano nos acerquemos a Brasil para en la modesta vivienda allá en Sao Paulo decirle a Freire, “Mira panita, te queremos mucho pero eso que haces no es Filosofía La­tinoamericana, así que chao.” En ningún momento no puede funcionar en nosotros el síndrome de la neocolonización. Existe en América Latina y en el Caribe un pensamiento original que presenta rasgos importantes para la construcción de una Filosofía de la Educación.
Frente a la posibilidad cierta de la construcción de una Filosofía de la Educación Latinoamericana y Caribeña el regreso al inicio de mi con­versación se hace indispensable. Es ahora posible imaginar en el mundo de los sueños, la construcción de una Historia, de una Sociología, de una Psicología, de una Antropología de la Educación para estas latitudes. La Historia de la Educación de América Latina y del Caribe será el produc­to de innumerables historias particulares, locales, microhistorias de cada una de nuestras regiones. La inserción de los psicólogos educativos en ese mundo contradictorio de violencia, miserias y heroicidad, permitirá construir nuevos parámetros para la interpretación de lo que en verdad somos, porque lo que no podemos aceptar es nuestra no existencia real. Negación que se expresa en la no existencia de cátedras para el estudio de la Historia de la Educación Latinoamérica y del Caribe, en escuelas nor­males y en instituciones de Educación Superior dirigidas a la formación de educadores. Y miren Uds., que han existido hombres y mujeres en todo este continente que han ido construyendo un pensamiento pedagógico di­ferente pero ignorado, un pensamiento latinoamericano que es indispen­sable en esta hora rescatar. En Venezuela tenemos el caso del gran igno­rado del siglo XIX, Simón Rodríguez que una vez y para siempre alertó: “Cuidado, no sea que por la manía de imitar servilmente a las naciones cultas, venga la América a hacer el papel de vieja en su infancia.”
Compañeros de viaje, es la hora de concederles la palabra al maestro Isaías Orozco de México y a Rudolph Kelly de Aruba, entrañables ami­gos, ambos fundadores de la Asociación de Educadores de Latinoamérica y del Caribe y en la actualidad Vicepresidentes de la Institución en sus respectivos países.
Concluiré esta improvisada conversación con dos reflexiones más.
Los problemas de la educación en nuestros países no podrán resolverse en el simple marco del saber académico. Me permito proponer un en­cuentro más dinámico, más activo entre el saber académico y el saber popular, ambos son el producto de la aplicación de modos específicos de producción de conocimientos; es decir, cada uno de ellos representa for­mas diferentes de racionalidad. El saber académico no se construye como piensan muchos sobre la base de la destrucción del saber popular. Ambos se complementan y sobreviven en un entramado de relaciones caracterís­ticas de la heterogeneidad estructural y cultural. En este sentido se hace indispensable, me atrevo a llamarla, una educación intercultural.
Resulta que muchos de nosotros nos encontramos todavía permeados por aquellas ideologías post Revolución Industrial y emanada de la vertiente positivista decimonónica según la cual, el verdadero saber es aquel que produce la ciencia y la validación de esa ciencia no se calcula en relación al tipo de conocimiento producido, sino en función de la metodología de investigación aplicada.
América Latina y el Caribe necesitan de ambos conocimientos, de ambas racionalidades. Para nosotros es tan válido y necesario el conocimiento derivado de las investigaciones en el terreno de la Biotecnología que tan exitosamente realizan nuestros hermanos cubanos, como el conocimien­to de nuestros hermanos waraos que leen el destino en las aguas de los ríos. El desarrollo armónico de nuestros países sólo se logrará en una especie de combinatoria nodal entre diferentes formas tecnológicas, ju­gando un papel de primera importancia las tecnologías intermediarias, las tecnologías blandas. En la Educación, el encuentro exitoso de estos saberes se sintetiza a mi entender en la Educación Popular. No en la clási­ca conceptualización de Educación Popular como extensión del servicio educacional, sino en ésta, nuestra Educación Popular dirigida a movilizar, a concientizar a la población en la búsqueda de formas organizacionales más solidarias. Educación Popular como un instrumento de búsqueda del conocimiento que se expresa en la Investigación Acción Participación. Permítanme en treinta segundos realizar una acotación: existen investi­gadores en América Latina que están difundiendo la idea de que este tipo de investigación tiene hundidas sus raíces en concepciones anglosajonas. Hasta los tuétanos de los huesos ha permeado el estado de neocoloniza­ción. Educación Popular, acción dialógica, investigación acción partici­pación, constituyen aportes de América Latina y el Caribe al mundo pla­netario de las ideas. ¡Por Dios, no minimicemos aún más nuestro accionar diario! ¡Vamos a sentirnos orgullosos de nuestro pasado y presente de violencias y traiciones, pero también de acciones heroicas y de construc­ción de un pensamiento original!
¿No basta acaso el estado de minusvalía racial e intelectual a la cual nos someten los países dominantes, dueños casi absolutos del capital y del desarrollo tecnológico? ¿También nosotros vamos a seguir rayándonos?
Resulta entonces, que el encuentro de los saberes, la Educación Popular, la Cultura Popular, las metódicas investigativas participativas constituyen elementos importantes para la construcción de la nueva utopía.
Por último voy a referirme a un aspecto que golpea a diario nuestra puer­ta. En este tiempo histórico que nos corresponde vivir se están producien­do dos fenómenos que, teniendo núcleos generatrices diferentes, los me­dios de comunicación y los sectores dominantes de nuestras sociedades los han relacionado, conjugado diabólicamente. El primero de ellos se encuentra referido al desmantelamiento del mundo socialista en Europa Oriental. Este fenómeno se presenta a escala planetaria como el final de las utopías socialistas, como el inevitable regreso al origen de un modelo de dominación que tendría su epicentro en la Revolución Industrial y pos­teriormente en la Revolución Francesa. Yo observo con gran pesimismo el futuro de la Unión Soviética, incluso de su existencia como unión de nacionalidades. Permítanme un chiste negro de tinte futurista: nada de raro tendría que dentro de pocos meses ocupen el trono los descendientes de Zar Nicolás y Lenin sea expulsado definitivamente del paraíso terre­nal. Todo es posible. Sin embargo esto no significa el final de las utopías; yo creo hermanos, que más temprano que tarde se levantarán con más fuerzas las utopías libertarias porque, como dice el proverbio africano “por más larga que sea la noche, siempre amanece”.
En nuestros países por otra parte, se plantea un reacomodo del modelo económico en la búsqueda de la nueva y tan vieja panacea: el neoliberalis­mo y la economía de mercado. El principio fundamental de la democracia igualitaria, suministradora de servicios, salud y educación queda trastoca­da. Ahora resulta que salud, servicios públicos constituyen simples mercancías. Tienen valor de cambio no de uso; en consecuencia, tenemos que privatizarlo todo. Hasta nuestros sueños si es posible. En términos sen­cillos: muerta la utopía socialista según el imperio, de ahora en adelante, absolutamente todos a bailar el mismo ritmo unificante y salvador. No. En América Latina y el Caribe, en África y todos aquellos espacios habitados por los condenados de la tierra, se levantará la nueva utopía.
Compañeros educadores, pertenecemos a un modelo donde el 70% de nuestros niños no se encuentran escolarizados. Del total de la población mundial, el 90% de los adultos analfabetos viven en este mundo de los desheredados como fue denunciado en la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, realizada en Bangkok, Tailandia. La crisis econó­mica que caracteriza a nuestras naciones determina que un alto porcen­taje de nuestros niños asistan a la escuela debilitados por el hambre, la desnutrición, las enfermedades endémicas no diagnosticadas o tratadas. Los países ricos por el contrario tienen de todo y de sobra como apuntara el compañero de ruta y utopías, Tomás Borge: “tiene de todo incluida la soledad y la siesta demográfica más larga de la historia”.

Entonces, educadores todos, acá nos encontramos, en el continente don­de puede suceder cualquier cosa, entre pájaros y tigres, construyendo la única y posible utopía que significa vivir dignamente, solidariamen­te, intercambiando nuestros conocimientos, no permitiendo interferencia que produzcan fracturas comunicacionales entre nuestros pueblos, pue­blos de Latinoamérica y el Caribe que sólo aspiramos, como lo gritara hace años, muchos años, el venezolano Andrés Eloy Blanco: “a tener un pan del tamaño de nuestra hambre”. Esta y no otra es la aspiración de la asociación de Educadores de Latinoamérica y del Caribe, ésta y no otra es la aspiración de los acá reunidos, ¿No es verdad Luis Mariano? ¿No es cierto Perucho Aguirre?