Facilitadora Cindy Camacaro
¿Hasta qué punto un libro de
texto llega a convertirse en un manual de instrucciones para la labor del
docente en el aula?
En
el marco de la unidad curricular denominada Desarrollo
histórico de la enseñanza de la lengua en Venezuela, iremos profundizando
paulatinamente en aquellas experiencias formativas que han configurado el
panorama de la enseñanza de la lengua y la literatura en nuestro país. Desde
esta perspectiva, los libros de texto se no presentan como un referente imprescindible, pues ha sido el recurso
empleado por excelencia en las aulas venezolanas. Sin duda, hay mucha tela que
cortar al respecto, más aún cuando en los últimos años, el Estado Venezolano ha
garantizado la adquisición de los libros de la Colección Bicentenario por parte
de cada estudiante a nivel nacional, lo cual supone un gran desafío al
profesorado.
Ante
este panorama, si el libro de texto persiste como un soporte fundamental de
información, cabe la interrogante: ¿qué papel debe jugar en los procesos
formativos?
Tal
como lo refleja la imagen incorporada al principio de esta entrada, existen
docentes que se sienten “salvados” al no tener que construir su propio
pensamiento pedagógico desde su práctica y al “consumir” las instrucciones
metodológicas derivadas de los manuales escolares. Es como si no seguir al pie
de la letra la secuencia del libro fuese un pecado capital. En virtud de ello,
se me ocurren algunos aspectos que merecen nuestra atención y la adopción de
una postura crítica. Veamos:
¿Bajo qué concepciones se
incorporan los libros de texto al aula?
¿Cómo influye el libro de
texto en las decisiones pedagógicas del docente?
¿Tradicionalmente, qué lugar
ha ocupado el libro de texto en los procesos de enseñanza de la lengua y la
literatura?
¿Cómo podría contribuir el
uso del libro de texto en el aula con el desarrollo del pensamiento liberador
de los estudiantes?
¿Cuáles cambios se han
insertado en la enseñanza de la lengua y la literatura a partir de la
incorporación de los libros de texto de la Colección Bicentenario?
¿Cómo podemos promover una
pedagogía investigadora a partir de los libros de texto?
¿Cuáles son las propuestas
de los libros de texto en cuanto a los procesos de lectura y escritura? ¿Cómo
responden a las necesidades formativas de los estudiantes?
Si estamos con el espíritu de una auténtica pedagogía de
la curiosidad, no nos conformemos con estas interrogantes, vayamos más allá…
¿Qué opinan?
Fuente de la imagen: http://www.efepeando.com/2015/10/vinetas-de-frato-para-el-cambio.html
Algunos
enlaces de interés:
http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/33623/1/articulo5.pdf
Analizando y reflexionando sobre los libros de texto, puedo deducir que los libros tradicionales limita y cuartea el libre pensamiento del estudiante; puesto que no cabe la idea de generar una serie de hipótesis de los temas propuestos, es decir según el libro este contiene "la verdad absoluta", a diferencia de los textos de la colección que contienen ideas que dan pie al libre pensamiento adaptados a la realidad social propiciando y dando espacio a la metodología de la investigación
ResponderEliminarSegún esta afirmación, puedo entender que los tradicionales libros de texto, desde siempre han carecido de valor pedagógico. Entonces me pregunto ¿los libros imponen verdades? ¿Deberíamos prescindir de ellos ya que no responden a propósitos formativos?
EliminarEn cuanto a la Colección Bicentenario, deberíamos reflexionar si no existe la posibilidad de que este material también se preste a coartar la libertad de pensamiento del alumno, a pesar de ser una novedad dentro del Sistema Educativo de nuestro país. ¿Qué opinan?
Es importante argumentar y explicar qué particularidades puede tener el texto de la Colección Bicentenario (de lengua, obviamente) que lo separa de los "libros tradicionales". Yo recién me entero que existen "libros tradicionales".
EliminarEn lo particular, me refiero al "tradicional libro de texto" al ser éste uno de los recursos màs empleados en los procesos de enseñanza y aprendizaje, el cual no ha perdido vigencia, su uso se ha mantenido en el tiempo; ahora bien, lo que sí ha persistido es un tradicional uso de este material didáctico, cuestionado en diversas oportunidades, que solo limita las decisiones pedagógicas del docente a promover acciones completamente ajenas a las necesidades formativas del estudiante.
EliminarSonia y mi persona opinamos, que no se trata de prescindir de los libros tradicionales si no estos nos permiten profundizar los temas adaptando la realidad como parte de un complemento y no de una verdad absoluta. Con respecto a la Colección Bicentenario pensamos que este recurso innovador permite propiciar encuentros de debates como parte de socializar los saberes populares
ResponderEliminarEntonces, la discusión no solo radica en cuestionar las propuestas de los libros de texto. Si usted propone que este recurso debe llevarse al aula no como un soporte de verdad absoluta, sino como un complemento, los problemas relacionados con la enseñanza de la lengua y la literatura a partir del libro, tienen otros factores determinantes, además de los ya mencionados. A mi parecer, las mismas carencias en los procesos formativos pueden darse tanto con los tradicionales libros de texto como con los libros de la Colección Bicentenario. No sé ustedes qué opinan.
EliminarPuedo acotar al respecto de los libros de texto y a las interrogantes:Un docente que no lee, que presenta dificultades a la hora de interpretar un texto y que no puede expresarse por escrito, no puede promover en sus estudiantes el desarrollo de estos aprendizajes y mucho menos podrá sembrar el gusto por los libros y el placer por la lectura. Los problemas relacionados con la enseñanza de la lengua y literatura, considero que está concebido por la lectura mecánica, para muestra un botón la imagen incorporada en la página de MICROMISION,que refleja ese docente limitado para desarrollar las capacidades para acometer la crítica, la reflexión y el pensamiento creativo. Comparto la postura al respecto con los libros de la colección bicentenario ya qué a pesar de que dicen los que otros libros omiten,puede llegar a tener carencia sino se le damos el uso correspondiente.
ResponderEliminarUn docente comprometido, que lee e investiga, no permite que el libro de texto sustituya sus decisiones pedagógicas.
ResponderEliminarLa Prof. Celsi Pineda comenta:
ResponderEliminarEl prescindir de los libros con que fuimos formados, no seria la mejor alternativa, considero que estos pueden ser de referencia para análisis e investigaciones. Debemos recordar y reflexionar ¿De donde son las editoriales y a quién pertenecen estas? de seguro comprenderemos que solo obedecen a intereses.
Otro punto de vista de la prof. Celsi pineda:
ResponderEliminarLos libros de la Colección Bicentario están en gran medida adaptados a nuestro contexto histórico y a las realidades del venezolano. Sin embargo se observa una lista de preguntas al finalizar los contenidos, esta estrategia pedagógica no constribuye en nada a la formación del ciudadano libre, critico y reflexivo que se quiere formar desde una educación liberadora. Sin ánimo de restar el gran valor educativo lleno de sentimiento patrio que ellos representan en la actualidad.
El 3ero comentario de la Prof. Celsi Pineda:
ResponderEliminarLos libros de textos utilizados en la enseñanza de la lengua, debe obedecer obligatoriamente a preparar a los estudiantes en la lectura y la escritura, donde poseen competencia de enfrentarse ante diversas situaciones que requieran de su intervención tanto oral como escrita, y estas serán el resultado de los diferentes procesos utilizados por el docente para impartir el conocimiento apoyado en los libros de texto y la receptividad o aceptación en la adquisición del conocimiento por parte del estudiante, es decir, que exista un verdadero proceso de enseñanza – aprendizaje de la lengua.