miércoles, 27 de abril de 2016

Felices los normales (Roberto Fernández Retamar)

Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

lunes, 25 de abril de 2016

Calma... que es la misma academia que admite y patenta imposibilidades lingüísticas como vinkingo, güisqui y sicólogo

LA RAE RECHAZA EL USO DE “TODOS Y TODAS”

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A la Real Academia Española (RAE) le llamó la atención el uso creciente de un latiguillo lingüístico en América latina: un artículo de la Constitución de Venezuela habla de “venezolanos y venezolanas”, y la presidenta Cristina Kirchner comienza siempre sus discursos dirigiéndose “a todos y a todas”.
Sin embargo, los hispanohablantes no están discriminando cuando usan el masculino para designar a hombres y mujeres: no necesitan modificar el uso de su idioma para huir del sexismo y tampoco están obligados a pasar al género femenino el nombre de algunas profesiones.
Titulado “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”, un informe de la RAE critica las nuevas guías sobre lenguaje no sexista elaboradas en España por universidades, sindicatos o gobiernos regionales, que proponen, por ejemplo, usar palabras como “la ciudadanía” en lugar de “los ciudadanos” o “el profesorado” en lugar de “los profesores” para hablar de grupos compuestos por hombres y mujeres.
El autor del informe de la RAE, Ignacio Bosque, defiende que “el uso genérico del masculino para designar los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical” español y que no tiene sentido “forzar las estructuras lingüísticas”.
“No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños”, fustiga.
Asimismo, “no parecen admitir estas guías que una profesional de la judicatura puede elegir entre ser juez o jueza”, critica el académico, considerando que las pautas propuestas por estas guías están únicamente pensadas para el lenguaje oficial.
La corriente “reformista” ya ha tenido varios ejemplos, además de los que brindan la Constitución venezolana y la presidenta Kirchner. El 15 de mayo del año pasado, la Puerta del Sol se vio desbordada por un movimiento de manifestantes que, para subrayar su conformación por mujeres indignadas y hombres indignados, se autodenominó “de l@s indignad@s”. Con el signo de arroba, para ser más inclusivos.
Pero la RAE decidió ponerle, si no freno, al menos un límite a un modo de expresarse que considera artificial y derivado de la exposición pública. En un detallado informe, cuestiona con contundencia e ironía una serie de nueve guías gramaticales destinadas a “evitar el sexismo en el lenguaje”, que fueron publicadas en los últimos 10 años en España.
En esas publicaciones, sus autores recomiendan a los lectores, entre otros consejos, que no apelen al uso genérico del masculino cuando se debe referir a los dos sexos al mismo tiempo. Así, por ejemplo, sugieren que se emplee “las personas becarias” en lugar de “todos los becarios” o, también, “las personas sin trabajo” para reemplazar a “parados”, en España.

domingo, 10 de abril de 2016

Cuestión de libertad en los jóvenes y a propósito de un taller de escritura de microrrelatos...

En un taller de escritura ficcional le di a los chicos dos palabras (Zapato/lámpara) para que compusieran el relato más breve posible. Esta técnica del pedagogo Gianni Rodari se llama "binomios fantásticos" y está en el famoso texto "Gramática de la fantasía". 
Uno de los chicos escribió:
"Se levantó Josué para ir al Liceo, prendió la lámpara que había en su cuarto, al vestirse se percató que no estaban sus zapatos, buscó en todos lados, pero no los encontró. Recordó que los había dejado en casa de su tía, sonrió, se acostó y no fue al Liceo"
Leerlo me causó risa y me hizo reflexionar sobre el exacerbado aparataje normativo de las instituciones que exige zapatos negros escolares, este régimen caduco y tradicionalista de la uniformidad, común a cuarteles y seminarios. Por otro lado me remite al ser del adolescente, a su alegría y su construcción del mundo más allá de imposiciones y convenciones... este ideal quijotesco del desacato que pone a la libertad por encima de la justicia es factor común de la juventud.
Sin duda este mini-cuento da cuenta del espíritu libre de la juventud y del gris que puede resultar el orden social. Yo profundicé esta disposición psíquica de la libertad en adolescente a través de la puesta pedagógica de un encuentro para compartir frases célebres del filósofo Voltaire. Resulté sorprendido de la permeabilidad para aceptar las ideas del pensador francés.